En el otro lado – One shot

Siempre fui feliz, mi vida era perfecta hasta que ella llegó. Sé que no es común en un niño pensar en esto pero… Desde que la conozco la odio.

No sé cuándo empezó pero él siempre me hace sentir incómoda, nunca hubo un buen contacto. En mi llegada a la casa todo mundo esperaba con gran expectativa nuestro reencuentro.

Cuando “Los gemelos se reencontraron” papá decía que todo sería perfecto, cuando menos para él, porque mamá estaba muerta y tendría a su amada hija.

Mamá se despidió diciendo que por fin vería a mi hermano, que los gemelos tienen una conexión especial. Mintió.

Intenté con todas mis fuerzas no sentir ese nudo cuando la vi, pero la envidia me corroyó, deseaba que sufriera, ella fue la única que pudo ver a mamá en vida.

Su cara se me hizo repulsiva, no deseaba verlo, ni a él ni a papá, pero papá me trataba como a su muñeca, un objeto que forzosamente tenía que encajar en la decoración de su vida.

Papá se volvió la persona más feliz del mundo, acomodándola en un espacio, para que estuviera a sus anchas, y lo dejé así, sabía que no debía intervenir, pero nadie me obligaba a hablarle a ella.

El espacio alrededor de mi rebasaba mis necesidades, yo tenía apenas 10 años e incluso reconocía que papá se excedía, pero disfrutaba viéndolo a él rabiar de envidia.

Papá:

Mis hijos son únicos en el mundo, les amo, me gustaría haberlos visto crecer juntos pero mi relación con su madre fue algo tan intenso como pasajero.

Buscando la felicidad, tras las copas, tras el exceso de una juventud en plena libertad, la conocí y salíamos todas las noches en busca de un bar, luego un hotel y al final un restaurante para desayunar, lo demás era la escuela, una maestría en ingeniería civil donde ella era la única mujer en clase. Nuestros días los pasábamos juntos, jamás nos hizo falta nada, mis padres eran empleados en una oficina virtual, desde casa, se la pasaban todo el tiempo en pijama pero cuando salían no dudaban en gastar su dinero en cosas caras. Su forma de vida siempre me provocó náuseas así que me rentaron un departamento al que casi nunca iba, pues prefería gastarme el dinero de mi beca y de mis padres en hoteles y estúpidos lujos.

Ella era el otro lado de una moneda con dos caras iguales. Sus padres; uno Argentino, la otra Brasileña, casados en México y viviendo en Inglaterra, productores de música exitosos y con excedentes de capital que iban a manos de ella. No puedo contar todo el dinero que derrochamos.

Y tras cuidarnos el uno al otro, fuimos grandes amigos, inseparables. La única diferencia entre nosotros dos fue que ella nunca me amó. Nuestra rutina de no dormir por 4 días sólo se compensaba con nuestra diaria ración de coca, nos pusimos el límite de que no usaríamos más de 5 al día, pero llegó el momento en que nuestro principal dealer no se presentó. Lo acribillaron en las afueras de la universidad.

Fue un día intenso, no puedo contarlo pues las sensaciones mezcladas me hicieron olvidar la gran parte del mismo. Lo único que recuerdo es que nos la pasamos en un Hotel de 4 estrellas tratando de quitarnos la pesadez con mucho, mucho, mucho sexo. No fue placentero. A las 5 de la mañana del día siguiente desperté y ella estaba vomitando en el baño, pensé que era por la abstinencia pero ella me dijo algo que, a pesar de lo difícil que era mantenerme atento, no pude olvidar:

— Eres un imbécil…

— Todavía te sientes mal, hay que ir a dormir.

— ¡NO! Cállate, me duele la cabeza, no puedo pensar.

— Qué te pasa, sabías que esto sucedería cuando acordamos no

contactar a otro dealer.

— ¡Déjame en paz!

— ¿Qué te pasa? Nunca habías actuado así.

— …

— No

— ¿No qué?

— ¡NO USASTE CONDÓN! ¡MALDITO! ¡TE ODIO!

Mi cabeza dio vueltas, me sentía agotado, los escalofríos regresaron, creí que todo era una alucinación y caí al piso, sólo vi que ella volteó a verme y cayó también.

Al día siguiente desperté en el mismo lugar, una mancha asquerosa de vómito al lado de mi cara me hizo sentir asqueado de mí mismo, mi cabello estaba tieso y con restos del vómito esparcido en el piso. El baño estaba limpio, ella ya no estaba, eran las 6:30 PM y oscurecía.

— ¿Dónde estás?

Llamé desesperadamente a su celular, a su departamento, a la escuela, a los hospitales cercanos, había desaparecido.

Sin lágrimas lloré, y me sentía aún agotado y muy mal, extrañamente no quería coca, sólo me culpaba de no saber si había alucinado aquello que pasó en el baño, nuestros excesos, lo idiota que parezco en este estado.

Si no me presentaba pronto a la escuela, mi beca estaba en juego, francamente nunca me importó, sólo quería divertirme.

Cuatro meses tardó en llamarme, lloraba, pero parecían lágrimas de felicidad:

— Estoy bien pero debo decirte algo

— Dime, lo que sea, pero por favor vuelve, yo ya dejé todo atrás, no me he metido nada desde hace 4 meses sólo pensando en qué te había pasado.

— …

— Dime, necesito verte.

Voces hablando en ruso me dieron la idea de que estaría en un aeropuerto o en Rusia misma.

— Estoy embarazada… son gemelos.

— N… (por un momento no supe qué decir)… ¡Increíble! Maravilloso, fantástico, tenemos que vernos, quiero verte, necesito verte, tan sólo imaginarte…

— NO (Ella interrumpió), no vamos a vernos nunca más, esta es mi última llamada, adiós.

— ¡NO! ¡Espera! No tienes idea de lo que te extraño, antes no sabía qué pasaba entre nosotros, de hecho creo que no quería saberlo, pero ¡Te amo! De verdad te amo.

— No seas tonto, sólo lo dices porque te sientes obligado, además aunque fuera así, yo nunca te he amado, sólo fuimos… algo.

— No me hagas esto, sabes que jamás lo haría por obligación, sé perfectamente que puedes cuidarte sola, tienes dinero, tienes talento,

eres fuerte, pero esto es distinto, esta separación me ha hecho entender que te necesito.

— … No puedo hablar así contigo, te llamaré cuando sienta que te hayas calmado, mientras tanto no intentes contactarme, no te responderé. Adiós.

— Espera

Colgó.

Una parte de mí se sentía muy aliviado de saber que no había muerto ese día por la abstinencia, por otro lado estuve tan hundido en un hoyo de tristeza, de saber que todo esto que siento es una metáfora sin sentido.

Él estaba solo, callado, molestamente en la misma habitación, no lo entendía, si me odiaba tanto por qué no se iba a otro lugar.

Intentaba contenerme, no saldría corriendo como un cobarde, no cedería ante ella. Tras ser el único fui desplazado del lado de papá, ahora ella es la preferida, ella se roba el aire.

Sabía que lo incomodaba, no iba a salir de ahí hasta que se levantara y saliera llorando, hasta me senté en el mismo sillón.

Se sentó a mi lado, por un momento quise creer que deseaba hacer las paces pero cuando la vi noté que sólo deseaba desplazarme de donde fuera.

Tras 15 minutos de intentar que se fuera me rendí, fui a mi habitación y descargué mi ira con un muñeco que había tomado de sus cosas, lo desarmé pieza por pieza y lo aventé por la ventana.

Justo cuando creí haber ganado, vi caer pieza por pieza mi muñeco favorito, era uno de los regalos que mamá me mandaba en navidad por correo. Prendí de ira.

Los ataques uno a otro continuaron, él jamás me dio un golpe, al igual que yo, pero eso era porque nos daba asco tocarnos.

Papá se dio cuenta que no soportábamos estar juntos, así que nos llevaba a parques, a restaurantes, al cine, a escalar. Nada cambió entre mi hermana y yo.

Decía que si pasábamos con él un buen rato de calidad formaríamos recuerdos juntos y comenzaríamos a unirnos. Siguió asqueándome mi hermano.

Pronto papá tuvo que atender un asunto, los abuelos habían muerto al parecer. Estuvimos solos un buen rato en la casa, preferimos permanecer en habitaciones separadas.

No quería que me viera llorar, la verdad es que me sentía muy débil, a pesar de no haber visto a los abuelos más de diez veces, sabía que los iba a extrañar.

No podía llorar, la escuché sollozando en la habitación de al lado, sabía que si no lloraba yo ganaría esta pelea, pero también me hizo sentir vacío pues siempre amé a los abuelos.

Tal vez fue que la impresión de que mamá muriera seguía estando reciente, pero recordé con cariño las caricias de los abuelos. Siempre en pijama, con el cabello alborotado.

Recuerdo que cada vez que iba lo dejaban todo y jugaban conmigo y con mi hermana, nos les gustaba que no nos habláramos pero yo no iba a ceder .

Siempre nos trataban igual, salíamos a caminar y a pesar de que no nos llevaran tan lejos como papá me divertía mucho. Los extraño tanto.

Siempre me sentí bien de estar a la defensiva contra ella pero en ese momento me sentí vacío por pensar solamente en ganarle. Los extraño tanto.

Papá:

Mis pequeños no estaban tranquilos, traté de darles suficiente espacio a ambos pero mi princesa a veces se pasaba de la raya y mi héroe no se dejaba maltratar. A veces eran insoportables.

Decidí que era tiempo de darles un espacio en común sin obligarlos a estar juntos, salimos a diferentes lugares, se divertían, lo sé, se notaba en sus caras, sólo que al recordar que estaban a la defensiva volvía ese gesto a sus caras. Sé que se les pasará un día, serán amigos y se apoyarán mucho mejor de lo que su madre y yo lo hicimos.

Entonces llegó una noticia tremenda, mis padres murieron intoxicados por algún alimento que ordenaron a domicilio. Demandé al restaurante, gané la demanda, pero lo hecho, hecho estaba.

Ese día en que me dieron la noticia llegaron directamente a la casa, yo abrí inocentemente, mi princesa me siguió, mi héroe estaba tras una columna, les gustaba saber quién era al abrir la puerta. Era un oficial de policía, de esos que odian su trabajo, dijo:

— ¿Usted es el hijo de los señores que aparecen en la foto? (Me mostró una foto de ellos en su último aniversario)

— Así es ¿Cómo obtuvo esa foto?

— La obtuvimos del hogar de sus padres, tiene que presentarse en la delegación para reclamar los cuerpos, murieron al parecer hace dos días.

— Eso no es posible, hablé con ellos hace poco, estaban bien

— Mire, no sé qué decirle, sólo me enviaron para notificarle.

Me dio unos papeles, junto a la foto de mis padres y justo cuando me disponía a gritarle al oficial una voz angelical me dijo:

— Papá ¿Qué les pasó a los abuelos?

No mucho tiempo atrás tuvo que pasar por ese doloroso momento de perder a su mamá, ahora tener que pasar por esto, no podía empeorarlo volviéndome loco, debía ser sensato.

— Usted señor, se va a acordar de mi la próxima vez que nos veamos.

Fue lo único que le dije al policía.

Entré a la casa, mi héroe me miró a los ojos con una expresión confusa, parecía enojo combinado con tristeza y dijo:

— ¿Los abuelos murieron verdad?

Mi cabeza dio vueltas como aquella vez en que la encontré en el baño vomitando, no sabía qué decir, cómo no herirlos, cómo evitar que sufrieran más.

— Saben pequeños, las cosas buenas duran muy poquito, de otro modo nos aburrirían y todo sería gris, ellos debían irse y ustedes tienen que guardarlos en su memoria y su corazón.

— ¿Murieron cierto? (Parecía como si sólo quisiera que dijera esa palabra para liberarse de esa pesada carga de incertidumbre, no bastó con que lo sugiriera.)

— ¿Papá? (Mi princesa me miró con ojos penetrantes y llenos de tristeza)

— Así es pequeños, ellos murieron.

Ninguno de los dos lloró, decidí dejarlos y le hablé a un amigo para que los vigilara, no quería hacerlos pasar por un triste funeral nuevamente, revivir lo de su madre sería terrible. Juro que trataré de que sus vidas sean lo menos amargas posible.

III

La escuela nos mantuvo juntos y separados al mismo tiempo, siempre esperé a que ella atacara, jamás lo hizo, se mantuvo al margen, nadie sabía siquiera que fuéramos hermanos.

En la escuela me miraba como si preparara algo para hacerme quedar mal, nunca lo miré directamente, siempre lo evitaba, no quería que supieran que él era mi hermano.

La princesa se volvió popular, aun así dejaba ver lo egoísta que era, siempre quería las cosas de los demás. A pesar de que la seguían, muchos de nuestros compañeros la odiaban.

Se la pasaba jugando fútbol en el recreo, todos lo celebraban porque era el “mejor en los deportes”, pero yo era la más popular, hasta que…

Una niña de la clase se molestó porque mi hermana tomó su asiento, la niña iba a golpearla y por alguna razón me levanté rápido y vi a la niña directamente.

Mi tonto hermano se levantó cuando esa niña iba a pegarme, él estaba a dos bancas de nosotras y parecía que iba a defenderme, yo sentí miedo, jamás me habían levantado la mano.

Desde ese entonces esa tonta niña se la pasaba diciendo que éramos novios en secreto, me odié por haber hecho eso, ahora estaba todo el tiempo avergonzado.

Me reí mucho al ver cómo se burlaban de él en el recreo, sus amigos que antes lo levantaban en hombros, ahora lo molestaban porque decían que tenía novia.

Ella se volvió más popular, yo me sonrojaba y rabiaba cada vez que la veía en el salón o en el patio, lo peor es que ella no hizo nada, ni siquiera puedo culparla de esto.

Todo eso acabó cuando por fin lo descubrieron, papá tuvo que ir a la escuela a una junta y, frente a todos, nuestra profesora mencionó que él era nuestro papá.

Fue ridículo ¿Quién le presta atención a los apellidos cuando vas en la primaria? Después de eso las cosas cambiaron y ahora yo era el jefe.

Las niñas se rieron de mí, se burlaban y decían que me gustaba mi hermano. No lo soporté, esa humillación fue terrible, lloré por un día, papá aceptó no llevarme a la escuela.

Ella convenció a papá de que sus amigas la molestaban, obviamente no le dijo lo que había pasado. Odio cuando se sale con la suya.

Papá:

Por fortuna el asunto de mis padres se terminó rápido, procuré no exponer a los pequeños a este funeral. Mis padres, de algún modo, son figuras públicas, su trabajo era lo suficientemente importante y redituable para que saliera en las noticias. Yo, como hijo único, heredé toda su fortuna, no hacía falta trabajar en mi vida, sin embargo ese no era mi plan. Desde que ella se alejó de mi dejé de pensar en el dinero, en los lujos, me metí en un nuevo vicio, y era pensar en ella.

Por un momento los policías dudaron, creyeron que lo planeé todo, para quedarme con la fortuna, pero el dinero era tan escasamente importante que doné la mitad al departamento de cultura.

Tras ese incidente, vi como las cosas regresaban a la normalidad, mis pequeños peleándose en secreto, un secreto a voces por cierto.

En una de sus riñas comunes noté que mi princesa se burlaba de que mi héroe tenía novia, él se sonrojaba pero decidí no preguntarle, recuerdo lo vergonzoso que era hablar con mi papá acerca de chicas a esa edad, sabría que eventualmente conocería a la niña, yo sonreía y me daba mucha curiosidad saber y curiosamente se presentó la oportunidad.

Junta de padres de familia, ese día estaba nublado, a mi princesa le gustaban los días nublados pero este fue diferente. En el salón de clases me paré a un lado de mi héroe, mi pequeña parecía nerviosa. Pronto la profesora mencionó nuestro apellido y todos los niños voltearon a vernos, al parecer nadie sabía que mis pequeños eran hermanos. Mi princesa salió corriendo, tomé los papeles que la maestra tenía que darme y salí tras de ella con mi héroe. Ella se escondió en el baño, tras unas palabras salió llorando y nos fuimos temprano a casa, ella se encerró en su habitación.

A mi pequeña no le gustaba la idea de que supieran de su hermano, no podía entenderlo ¿Qué tiene de malo ser hermana él? Es un gran hijo, deportista, con carácter, decidido, jamás le pegaría a una niña, es un galán, sé que en el año se le declaraban por lo menos dos niñas, es un niño increíble, desearía haber sido una cuarta parte de lo que es él en la primaria. Por otro lado veía a mi héroe incómodo siempre, desde que ella llegó a vivir con nosotros, mis esfuerzos habían sido inútiles, ellos seguían a la defensiva.

Decidí hablar con su maestra, ella es como cualquier otra maestra, supongo que hace su esfuerzo por llevar a cabo su trabajo. Me comentó que mi princesa es muy egoísta, lo cual no era nuevo, y que también hubo una confusión entre los niños, al parecer mi pequeño héroe defendió a su hermana de una niña que le iba a pegar (en circunstancias desconocidas pero sospechosas que me hacían reír) y, al no saber que eran hermanos, todos los niños se burlaban de ellos.

Fue extraño, no sentí nada cuando me dijo que los niños se burlaban, salí con una gran sonrisa, sentí que las nubes se despejaban al saber que mis niños se defienden, que siempre hay un lazo que no son genes ni sangre en sí sino familia. Estaba orgulloso de mi pequeño héroe ¡Bravo! Es un niño ejemplar, que defiende a su hermana. Y por mi princesa podía estar seguro de que nadie le haría daño estando al lado de su hermano. O cuando menos eso quise pensar.

Dos días más tarde mi princesa me pidió que no la llevara a la escuela porque la molestaban y se burlaban de ella las otras niñas, para nosotros como adultos eso siempre es bastante irrelevante, más aún cuando se acercan los exámenes, sin embargo accedí. Si la molestaban y su hermano no la defendía quiere decir que algo les sucede a ambos.

Pronto descubrí que ellos, más que ser hermanos, eran fieras que reaccionaban el uno contra el otro, pasé de estar orgulloso de mis hijos a decepcionado del horrible padre que tenían ¿Cómo es posible que su padre permita esta clase de comportamiento entre sus propios hijos?

Sentí la mirada de su madre, sentí que comprendía todo esta vez, supe que durante el tiempo que estuvimos juntos fuimos unos desconocidos, trabajamos de común acuerdo para no estar solos, para no morir ahogados, para no sentir miseria, ella jamás firmó un contrato de exclusividad conmigo, y si probablemente alguna vez hubo algo especial, todos los otros errores lo borraron ¿Cómo hacer para reparar este error? Es obvio que fue mi equivocación, yo malinterpreté las cosas, sentía que con ser hombre y estar a su lado tenía derechos, cuando ella sólo pensaba en un mañana con una vida distinta.

Tal vez, si nos hubiésemos entendido un poco como humanos, si el marco teórico de nuestra relación no hubiese sido tan ambiguo, con una relación sana, probablemente nuestros hijos habrían crecido juntos, y se llevarían como lo que son: hermanos.

Papá dejó de consentirme tanto, me sentí preocupada, tal vez ya no me amaba igual, pero días más tarde nos llevó a mi hermano y a mí a su trabajo, él trabajaba construyendo un puente.

Sentí que papá estaba triste, no hablaba de la misma forma con nosotros, no sonreía tanto. No sé por qué nos llevó a su trabajo, él sólo veía papeles y hablaba. Era todo muy aburrido.

Había máquinas por todos lados, mucho polvo, los trabajadores nos señalaban, me daba miedo todo eso, pero a mi hermano no parecía importarle nada, se la pasaba viendo a papá.

Esperé atento al momento en que papá dijera que ya nos íbamos, pero pasaron varias horas, hacía mucho calor, no había tiendas, y estaba sentado junto a la roña de mi hermana.

El casco que me dio papá estaba sucio y muy grande, se me resbalaba con el cabello, me paré y caminé hacia papá, él hizo señas que no entendí como si empujara de lejos.

Esa tonta se intentó acercar a papá pero él hizo señas de que se alejara porque estaban moviendo piezas metálicas grandes con una grúa enorme.

Me asusté cuando vi enormes barras de metal pasando sobre mi cabeza, me agaché y grité, papá corrió hacia donde yo estaba, escuché la risa de mi hermano y me enojé.

Reí como nunca en la vida, las enormes piezas metálicas pasaron muy lejos de ella, nunca le pegarían y ella se tiró al suelo y gritó.

Papá me cargó, vi que sonrió, eso me tranquilizó, no me sentía asustada ni enojada por la risa del tonto de mi hermano, sentí que papá ya estaba mejor.

Yo creí que papá me regañaría por burlarme, pero él también se rio, ella tenía roja la cara pero veía a papá muy tranquilamente.

Me di cuenta de que los compañeros de papá reían y los trabajadores también, me apené mucho, pero papá ya no estaba enojado, no me importaba ya si no me consentía como antes.

Debo agradecer a mi hermana el que papá haya regresado a ser el de siempre, no quería que viviera enojado. Sabía que si papá estaba así era nuestra culpa.

Siento que estaba raro porque he sido muy egoísta y no me llevo bien con mi hermano, creo que seré buena por un tiempo, no me gusta que papá deje de sonreír.

Papá:

Mis dudas aumentaron, sentí que no había solución a esto, creí que todo iba a ser igual pues lo que no hicimos antes como pareja iba a quedar por el resto de nuestras vidas.

Pero no podía estar a la expectativa, algo tenía que hacer y sin una respuesta clara decidí vigilarlos las 24 horas, así que los llevé a la construcción que estaba supervisando, un distribuidor vial.

El trabajo de un Ingeniero Civil no es la gran cosa, cálculos, números, papeles, gritar, ordenar, bla bla bla. El resto es tiempo libre, mismo que ocupo para mis hijos, no tengo otra cosa que sea más importante.

Esperé también que los pequeños le tomaran cierto afecto a lo que hago, ver las grúas, los martillos, los tractores, de niño siempre me gustó el equipo de construcción, las máquinas, el ensuciarme creando algo pero parecía que a ellos no les afectaba en lo mínimo, se veían bastante aburridos y ansiosos.

Ella era igual, cada vez que íbamos a trabajo de campo no ponía atención a nada, viví dándole las respuestas o pasándole los cálculos. Lo único que de verdad le apasionaba era la composición del paisaje, soñaba con cosas flotando en el horizonte, con un cielo oscuro viendo galaxias, nébulas y planetas girando, varias veces me dijo, como si fuera la primera vez:

— Voy a construir un planeta dentro de una nébula rosa y viajaré con mi traje de buzo a lo desconocido, y donde haya un espacio vacío construiré otro planeta.

Siempre me pregunté ¿Qué diría el arquitecto de este proyecto tan ambicioso?

Después me resumía a imaginar lo que ella decía, pero creo que mi imaginación jamás tuvo el mismo alcance. A veces me sentía obligado a intentar cumplir sus fantasías, pero de verdad deseaba que alguna estuviera al alcance de mis posibilidades.

El pensar en ella me pone tan feliz y triste a la vez, cada vez que veo los cálculos de granulometría, cada vez que hay que evaluar los estudios de impacto ambiental, sentía que tenía que tomar nota y pasárselos después ¡Qué rutina la mía! Tantos años separados y sigo pensando en pasarle la tarea, sigo buscando la manera de que alguien invente algo para viajar y construirle un planeta y dejar que cumpla sus sueños.

Pronto la nube de pensamientos y números se disipó. Me dijeron:

— Tu hija viene para acá, dile que se regrese a donde estaba. La vi caminando hacia mí, su cabello volaba hacia la derecha y su cara era la de una niña que desea irse. Le hice señas de que se regresara pero jamás ha sido muy intuitiva, entonces vi como una pluma (grúa) pasó vigas por sobre la cabeza de mi princesa. Eso pasa todo el tiempo, y en este caso las vigas le pasaron por encima a una distancia de cuando menos quince metros, no fue realmente peligroso. Lo siguiente que vi fue que mi pequeña se tiró al piso y gritó. Pudo haber sido algo terrorífico para un niño, sin embargo fue una de las reacciones más graciosas que había visto en mi vida. Corrí hacia ella, la cargué pero no pude parar de reír, ella estaba seria, mirándome, todos los que vieron la escena rieron, mi pequeño estaba presionando su estómago porque no aguantaba la risa. Fue muy cómico.

De pronto me dio igual lo que pasaba a mi alrededor, mis errores con

su madre eran irreparables pero ellos no tienen nada que ver, no es necesario

que me pase culpándome, sólo necesito darles felicidad, pero no

una llana, no es sólo darles el espacio, no es sólo construir un puente y dejarlos que pasen, sino buscar dónde construir un planeta, da lo mismo si es en una nébula rosa o no.

La tregua duró bastante, pero seguía sin soportar su actitud, presumida, siempre elevándose, sintiendo que es superior, procuramos odiarnos en secreto.

Teníamos un pacto, jamás nos portaríamos egoístas o haríamos preocuparse a papá, desayunábamos juntos y me burlaba de mi hermano pero era algo muy suave.

Papá sonreía, era feliz mientras notros parecíamos unidos, era casi ideal, porque mientras crecimos más y más teníamos más tiempo para nosotros, no necesitábamos vernos.

Fuimos a la misma secundaria, los tres años en salones separados, hubo quien reconocía que nos parecíamos mucho, pero no era lo mismo que en primaria, daba igual si éramos hermanos.

Todos sabían que nos odiábamos, era algo de todos los días, cada quien tenía sus amigos, ella era de las populares que se la pasaban sentadas en una banca hablando de maquillaje.

Él siempre estaba donde no lo viera, sabía que lo criticaba mientras mis amigas lo alababan, debo aceptar que es un poco guapo pero sigue siendo un microbio.

Ella difundía rumores de que yo era gay, yo decía que ella era promiscua, Ella decía que yo halaba solo con mi amigo imaginario, yo le puse una bomba apestosa en su mochila.

Estuvimos peleando toda la secundaria, los demás esperaban a ver qué era lo siguiente que haríamos para atacarnos, les parecía gracioso, hasta que…

Por raro que parezca tuve mi primera novia en 3° de secundaria. Cada año, desde la primaria se me declaraban por lo menos dos chicas pero ninguna me interesó tanto como…

…Por fin mi amiga lo atrapó. No pude decirle nada más que traidora pero la verdad es que sólo yo odiaba a mi hermano.

…La amiga de mi hermana. Ella se me acercó un día en la formación de honores a la bandera y me dijo “hola”. La había visto con mi hermana pero en ese momento quedé mudo.

Ella presumía que su novio era “perfecto”. Si lo hubiese conocido como yo no pensaría lo mismo, pero dentro de mí sabía que se arrepentiría.

La busqué diariamente donde la vi aquella vez que me saludó, procuraba no aparecerme frente a mi hermana así que sólo la busqué ahí, donde me quedé sin palabras al verla.

El perdedor se quedaba parado esperando verla pero a ella le dio amigdalitis y dejó de ir una semana.

Una semana después la vi y de nuevo me quedé sin palabras, nos miramos y tras varios minutos de no saber qué hacer le dije que si quería ser mi novia.

Ella saltó a sus brazos, nos dejó a todas paradas como tontas tras de ella, habíamos jurado que jamás nos abandonaríamos por un chico. Mintió.

Mi hermana dejó de ser un problema, siguió molestando pero francamente me dejó de importar, yo era muy feliz con mi novia, tan linda, tan bonita.

Papá:

Parecía que todo iba bien, ellos se comportaban bien en la mesa, en la casa se hablaban, reíamos juntos. Ellos creyeron que yo me tragaría esa mentira, pero yo sólo les seguí la corriente porque sé que ellos creen que es una actuación perfecta, pero realmente es un indicio de que se pueden llevar bien si lo intentan.

Era ilógico pensar que no me daría cuenta de que se seguían odiando si me mandaban llamar a cada rato por sus travesuras ¿Bomba apestosa? ¿Amigos imaginarios? La adolescencia es una etapa difícil.

Recuerdo que yo a su edad fui un chico problemático, me metía en problemas cada día. Una vez, al quitarle el emblema al carro del director me perforé un dedo con el desarmador y con mi sangre chorreando pinté en el baño, no conforme con esto, regresé a mi salón dejando un rastro de sangre hasta mi asiento y curiosamente culparon a otro chavo. En aquél tiempo no me importó, pensaba en “mejor él que yo”, ahora veo que era un chico bastante vil, no me comparo con mis dos pequeños, ellos sólo juegan a que se odian.

La amnistía se dio cuando mi héroe tuvo su primera novia, una chica linda pero un poco tonta. Doy gracias a que el teléfono no se paga como antes, aunque para mí no sería un problema pagarlo. Llamadas de dos horas, pláticas en el video chat, mensajes de texto, quedándose hasta tarde los fines de semana por hablar ¿De verdad había tanto de qué hablar? Es decir ¿Han vivido tanto como para poder hablar sin detenerse por tanto tiempo? ¿Hablan de cosas diversas o reciclan sus temas dependiendo qué tan gastados estén?

Su mamá y yo también hablábamos mucho, pero a veces nos esforzábamos por sacar un tema y no colgar, sé que ella se aburría hablando conmigo, nunca he sido un histrión, sé que hubiera preferido vivir una aventura acaramelada como la que tiene hoy nuestro hijo.

Mi princesa adoptó una fase un poco hostil, al parecer ya no tenía con quién desquitar su enojo, dos meses después se rindió y comenzó a vivir su vida en secundaria, salía con sus amigas, compraba montones de revistas que aparecían por debajo de los sillones, tuvo dos novios en el lapso de dos meses pero nada serio, me preocupaba que fuera una chica fácil pero jamás vi que sus calificaciones se afectaran así que las preocupaciones estaban de más.

Creo que esto es lo más normal que jamás hemos estado cada quien vive su vida en paz, pero yo ya pasé por eso, sé que son etapas, sé que probablemente el noviazgo de mi héroe terminará tristemente un día, sé que mi princesa se cansará de las revistas de niñas y pasará a las de señoritas y que le romperán el corazón, pero todo es parte de una vida normal ¿No es así?

Y si no es así ¿Cómo sería una vida normal? Porque es un hecho que jamás fuimos normales.

Papá decidió que fuéramos a una preparatoria pública, no lo entendía, él podía pagar una particular pero sólo dijo:

“Quiero que vivan la experiencia” Fueron sus palabras. No entendía qué diferencia hay entre una prepa particular y una pública, y no me importó, yo sólo quería estar con mi novia.

La preparatoria fue la continuación de la tregua pero los papeles se invirtieron, el perdedor de mi hermano era inteligente pero su novia no.

A pesar de no estar en la misma escuela prometimos que seguiríamos saliendo. No duró mucho, yo tenía demasiada tarea y ella demasiados pretendientes.

La última vez que la vio fue en un auto deportivo besándose con otro tipo, no sé si se puso triste pero dentro de mí esperaba que así fuese.

Estuve confundido un tiempo por lo del auto, el estar separado y concentrado en otras cosas a veces me hacía olvidarme de ella, me sentí culpable de olvidarle, ella estaba en su derecho.

Mi estúpido hermano regresó a molestarme poco tiempo después de su rompimiento, pero todo era distinto pues esta vez yo estaba enamorada.

Un tarado con cabeza de huevo se ligó a mi hermana, yo entendía que ella era una fácil pero irse con un tipo así me hizo pensar en que cayó bastante bajo.

Chicos guapos, con dinero, graciosos, gentiles y populares, a todos ellos ya los había besado, pero él era distinto, pensaba diferente, describía cada cosa como si fuera un sueño.

Él no la veía como una novia, sólo era otra. Extrañamente me hacía sentir pena por ella, pero otra parte de mi me decía: “ojalá la haga sufrir”.

Seis meses y los dos hermanos demasiado ocupados como para molestarnos mutuamente. En eso pensaba cuando rompí con él. Era un tarado, pero seguimos siendo amigos.

Ni un gesto hizo después de romper con el cabeza de huevo, ni una lágrima, ni nada, de hecho después comenzó a salir con otro tipo y terminó rápido con éste, igual sin lágrimas.

Sentí que amaba a ese último pero de pronto, por teléfono hubo unas palabras de un amigo que me hicieron latir el corazón, él me dijo: “Te amo”

¡Por teléfono! ¡A las 11 de la noche! Ese idiota me despertó después de un largo día sólo para decirle algo a mi apestosa hermana que se tiene que decir de frente.

Lo único que puedo decir al respecto es que fue un gran sueño, fui feliz y también triste, duró poco pero ahora estoy lista para continuar.

Papá:

Los inscribí a una prepa pública, tal vez fue un error, pero quería que vivieran lo genial que es una prepa pública, tanta gente tan diferente; los profesores, muchos de ellos muy dedicados y buenos; la libertad de salir y acostarte en el pasto, ver las nubes, jugar basquetbol; hasta las primeras grandes fiestas, con los peligros que conllevan, pero sé que son muy inteligentes y no se dejarán llevar.

Y mientras todos se ocupaban de vivir sus propias vidas, recibí un correo electrónico, era de los papás de ella, los únicos abuelos que quedaban a mis pequeños y decía que querían verme, en vísperas del aniversario luctuoso de su hija. Mi corazón latió fuertemente, jamás los conocí, y fue una sensación extraña, como si fuera a verla a ella. Ellos vendrían a México, con las cenizas y una última voluntad por cumplir, todo lo aclararían con su llegada.

Fui muy egoísta, preferí ocultarlo de mis pequeños hasta saber qué sucedía y así actué, como si fuera a trabajar lejos, les dije que iba a estar ausente todo el día, ellos lo tomaron como cualquier otro asunto, supongo que en esa etapa de su vida da igual el trabajo de papá.

Verano, casi final de curso para mis niños, llueve fuertemente pero el sol se asoma a veces, yo iba por la autopista en dirección al aeropuerto, kilómetros antes de llegar me despedí de la lluvia, no se veía una sola gota de agua en el aeropuerto, aun así el vuelo tuvo un retraso de 50 minutos.

Pude reconocerlos fácilmente, eran dos adultos modernos, él de piel muy pálida, ella de una tez tostada, pero sobre todo ella, su madre se veía justo como recuerdo a su hija pero con varios años de más. Me acerqué y les dije:

— Buenas tardes señores, bienvenidos a México.

— ¿Vos sos el papá? – Dijo el señor

— Así es señor, es un gusto conocerlos, permítanme llevarlos a su hotel, yo cargaré su equipaje.

— No es necesario chaval, tomaremos un tacho. – Dijo el señor

Supuse que se referían a un taxi, pero también supe que la primera impresión fue mala. Mis nervios aumentaron. La señora me miró brevemente y no dijo una sola palabra, me sentí en crisis. Caminamos hasta la salida donde los esperaba un taxi bastante grande, tras de ellos venían tres hombres de no más de treinta años, altos, Ingleses al parecer, cargando cajas con herrajes, se veía que transportaban cosas importantes.

— Tranquilo chaval, que no te he pegado un mordisco, como nuestro equipaje ha llegao hoy, tenemos que llevarlo nosotros mismos al estudio, tomá esto (Me dio su tarjeta), pegame un tubazo… es decir, llamame por teléfono ahí en dos horas, no era necesario que vinieras. Te vemos en el hotel. Disculpá a mi esposa, casi no habla español.

— Claro que sí señor, no hay problema, con gusto le llamo para quedar de acuerdo.

— Recatate chaval, no soy tu abuelo. (No entendí lo que quiso decir)

— Ok

El señor sonrió y movió su cabeza, al caminar hacia el auto hizo una seña con su mano, supongo que era un “Hasta entonces”. Me sentí más tranquilo. En el hotel, antes de entrar a su suite, vi que los tres ingleses salían y movían la cabeza como saludando. Los señores ya estaban advertidos de que iba hacia allá y, sin más, toqué la puerta entre abierta y escuché un “pasá”

— Sentate, (tomé asiento en un sillón de la terraza de a suite mientras veía las cajas con herrajes abiertas, dentro de ellas equipo de audio, supongo) antes que nada veo que no tienes nada claro con mi acento así que hablaré neutro ¿Estamos?

— Gracias.

— Bien, pues te informo que estamos aquí por varias cosas, una de ellas es trabajo, otra es la última voluntad de nuestra hija, también para calentarnos un poco por aquí, y finalmente para darte esto. – El señor puso entre mis manos una agenda. – Es el diario de mi hija.

De pronto sentí como si ella volviera a la vida súbitamente.

VII

El segundo año de prepa fue muy liviano, me acostumbré al ritmo de las clases y las tareas, tuve más tiempo para conocer chicas, ir a fiestas, experimentar cosas nuevas.

A veces veía a al microbio en las canchas, como de costumbre todas creían que era perfecto, pero parecía como si a él sólo le importara el estudio y las fiestas, seguido nos encontramos en alguna.

Como en primaria, cuando estábamos en la misma fiesta nos ignorábamos, ella sabía que yo fumaba mota y que me juntaba con gente muy intensa.

A pesar de que nos ignorábamos mutuamente no podía evitar darle un vistazo, sabía que si se excedía papá iba a preocuparse.

Ella tenía que guardar el secreto, sus excelentes calificaciones jamás describieron lo zorra que era por dentro. A veces le echaba un ojo para evitar que cagara todo con papá.

El alcohol fue mi vicio, cada jueves y viernes, después de clase o entre clases tomábamos, siempre tuvimos para comprar por lo menos una botella al día.

Esa estúpida casi la caga un jueves cuando quedó inconsciente por tomar de más, curiosamente yo estuve en casa por esa ocasión.

Mi novio me llevó desde la escuela hasta la casa mientras yo estaba inconsciente, no recuerdo nada más que ver a mi hermano dándome un baño y tratando de mantenerme despierta.

Papá dijo que no estaría en todo el día por trabajo, todo fue cuestión de suerte, el que yo estuviera en casa, el que papá trabajara hasta tarde, el que su novio la trajera a salvo.

Fue vergonzoso, desperté con una cruda tremenda, el microbio me gritó, no pude defenderme, tiempo después llegó mi novio quien prometió mantenerme sobria.

Tras lo de anoche mi respeto hacia su noviecito aumentó, nos salvó a ambos, le encargué que no la dejara beber y se fueron juntos a la escuela.

No podía creer que mi hermano y mi novio se llevaran tan bien, me desagradó, sentí que debía romper con él, pero por otro lado le hice pasar un mal rato.

Papá jamás se enteró, pero al día siguiente no fue a trabajar, llamó para avisar que no iría y desde que me fui a la escuela hasta que regresé estuvo leyendo una extraña agenda.

Nos dijo que no hiciéramos planes para el próximo viernes, saldríamos a algún lado, cosa extraña, desde hace varios meses no salíamos juntos.

Estuve ansioso todo ese tiempo, no sabía qué era tan importante para papá, como para ir juntos y guardar el secreto.

Papá:

El diario comenzaba meses antes de desaparecer, mas sentí su voz al llegar al punto en que se fue.

Mamá:

Cuando desperté él estaba en el piso del baño, frente a mí, vi que iba a vomitar y giré su cabeza, vi el desastre donde estuve y limpié, me espanté, todavía me sentía mal por no tener coca, me vestí, salí corriendo. Al salir del hotel lo vi a él perseguirme, corrí hasta que llegué a un parque, me di cuenta que estaba alucinando. Saqué mi espejo y me vi, estaba pálida, temblaba, sentí calor en un brazo, un hombre me estaba tocando y me decía:

— ¿Estás bien niña?

Parecía un eco, me asusté y volví a correr, de alguna forma llegué a la escuela y vi a una amiga, quien me llevó a su departamento. No sé qué le dije, no sé si fui grosera, no sé qué hice todo ese tiempo, pero sudé mucho todo se veía lento, había eco, cuando volteaba lo veía a él sentado a mi lado viéndome, o parado hablándome de algo. Tres días después desperté sintiéndome horrible pero sin alucinaciones, reconocí dónde estaba pero sólo tenía vagos recuerdos del por qué me encontraba ahí.

Mi teléfono ya no tenía pila pero sentí miedo de volverlo a encender, tenía miedo de verlo, tiré el celular por la ventana. Nadie estaba más que yo ahí, tomé ropa prestada de mi amiga y me vestí, dejé dinero y una nota pidiendo disculpas por lo que había pasado y ahora estoy en el aeropuerto escribiendo esto, llevo un poco de equipaje, estoy muy nerviosa, no sé qué hago aquí, sólo se me ocurre ir con mis papás.

7PM UTC/GMT +1 – hora de España.

Estoy viendo el atardecer desde el avión, estoy muy triste, tengo miedo.

12AM – Hora de Londres.

No había nadie en casa, parece como que no ha habido nadie aquí desde hace varios días, marqué a papá y no contestó, mamá dejó aquí su celular, estoy en la cama de mis papás, la tele está encendida pero yo estoy escribiendo esto, no sé qué hago aquí, no hay nadie que me diga qué hacer, siento que necesito verlo, pero no quiero, estoy confundida.

Casi no recuerdo nada de lo que pasó en esos cuatro días, sigo sintiendo escalofríos, y a veces siento que me persiguen, estaré aquí hasta que me calme.

Día dos desde que me fui de México. 5PM – Londres.

Hoy salí a comprar comida, también compré un celular e intenté marcarle a papá pero no contestó nuevamente ¿Qué diablos está haciendo justo ahora?

Tecleé el número telefónico de él… pero antes de llamar unas lágrimas salieron de mis ojos, un fuerte sentimiento de miedo y náuseas me vino, no podía llamarle.

Si no regresan mis papás me iré, no sé dónde pero me iré lejos, a conocer gente, a terminar de olvidar esto.

Día cuatro desde que me fui de México. 10AM – Londres.

Desperté asustada por un sueño. Estaba yo en el mismo baño del hotel, llorando, él se acercó a mí y no pude ver bien su cara, y le decía que estoy embarazada. Sé que fue sólo un sueño pero tengo un mal presentimiento.

Día diez desde que me fui de México. 11PM – Londres

Compré una prueba de embarazo casera, por si acaso.

¡Estoy embarazada! No fue sólo un sueño. Estoy muy triste, me siento vacía por dentro, estoy marcando su número, estoy llamándole ¡No contesta!

Necesito verlo. Siempre ocupado.

No volveré a marcarle, es mi bebé, el no necesita saberlo.

VIII

Escuché a papá llorando en la noche, creí que se había enterado de lo que pasó el jueves, estaba muy nerviosa.

Mi hermana me dijo que papá se había enterado, que lo escuchó llorar, pero al día siguiente estuvo sonriente, fue al trabajo, pero sólo eran formalidades, regresó temprano.

El microbio me dijo que probablemente estaba llorando por alguna mala noticia, y que papá se la pasaba leyendo una agenda extraña, la vi cuando salió de casa. Papá no me regañó.

Sabía que algo andaba mal, el viernes que salimos los tres fuimos a una fiesta de música electrónica, fue algo muy extraño hasta que vi a dos señores viejos y mi hermana se sorprendió.

Los abuelos estaban en México, hacía muchos años que no los veía, estaban iguales, la abuela se esforzaba por hablar español pero el abuelo traducía con su acento argentino.

Fue muy raro, siempre sentí que sólo tuve dos abuelos y que estaban muertos, pero el papá de mi mamá me estrechó la mano fuertemente y me dijo: “Eres todo un hombre chaval”.

Los dos nacimos en México, decían los abuelos, papá nunca supo dónde y cuándo pero, como Salomón, se decidió que se dividiera el botín, el niño con papá, la niña con mamá.

Papá nunca tuvo voz, los abuelos lo odiaban en aquél entonces, pero no podían deshacerse del abogado, no hubo contacto entre ellos, ni siquiera querían verlo. Me enfurecí al escuchar eso.

El abuelo contaba de manera muy cómica lo que pasó con nosotros, sabía que sólo era su modo de hablar y su acento, pero me molestaba que hablara de papá así.

Papá estuvo todo el tiempo ahí, escuchando, no decía nada, no parecía molesto pero yo si lo estaba, qué chingados importaba que fueran mis abuelos ¡Papá me crió!

Mi hermano estuvo tenso hasta que la abuela dijo en inglés al abuelo que dejara de usar el acento porque parecía que se estaba burlando.

Me tranquilicé al saber que no era su intensión burlarse de la situación o de papá, comenzó a hablar con otro acento y todo fue más tranquilo.

El abuelo le mostró a mi hermano fotos de mamá cuando estaba embarazada, la impresión en su rostro fue increíble, se veía como… Asustado.

Fue una sensación extraña ver a mamá embarazada, algunas veces la vi pero eran fotos malas tomadas con un celular, estas eran nítidas, veía cada rasgo de su rostro.

Él lloró y dijo: “estoy ahí, estoy con ella, me abraza.” Me dio pena verlo, me salí por un momento del cuarto donde estábamos.

Mamá:

Cuatro meses desde que me fui de México. 4PM Moscú, Escocia “La pequeña Rusia”

Sigo en la pequeña Rusia, ayer me hice un ultrasonido ¡Son gemelos! Voy a tener gemelos. Hablé con mamá hace un rato, se sintió feliz de la noticia, dijo que debíamos vernos pero en Irlanda por un trabajo que tenían en su estudio. Además de eso me dijo algo que nunca creí que me diría: “Debes llamarle y decirle que estas bien y que estas embarazada”.

Me enojé mucho, pero también me sentía extraña, no sabía por qué estaba tan enojada, de todas formas él me apoyó, me cuidaba, íbamos a todos lados juntos, a veces era aburrido estar con él pero nunca me negó las cosas importantes. Quisiera o no él siempre estuvo a mi lado, aunque nunca hubo amor de por medio, aunque me sintiera vacía por tener sexo con él sin sentir más que placer. Sé que ha de estar preocupado, es muy intenso, pero quiero que me olvide y que olvide todo esto, yo también quiero olvidarlo, por eso estoy aquí, alejada del mundo. Mientras estaba a su lado era muy dependiente de él, si yo no sabía cómo llegar él me llevaba, si no tenía suficiente efectivo en ese momento él pagaba todo. Quiero dejar eso atrás, quiero poder mantenerme en pie por mí misma, no depender de nadie, mis hijos son testigos de esto, quiero darles un mejor futuro, aunque sea lejos de su papá.

No tengo razón verdadera de estar enojada con él, le llamaré y cerraré ese círculo, sé que me sentiré más tranquila y si intenta detenerme le colgaré, no necesito escucharlo, sólo es cuestión de decirle. Mismo día 6PM Moscú, Escocia “La pequeña Rusia”

Me subí al autobús que nos lleva a la posada en donde me hospedo en este viaje, todos me tratan muy bien porque ya se me nota el embarazo, voy a llamarle.

Le llamé…

… Me dijo que me ama, mi corazón palpitó y me sentí preocupada, sé que me ama pero yo no lo amo, no puedo animarlo ni decirle que lo veré más tarde, sé que sólo lo lastimaría más.

Más vale que me aleje de él, no es sano y de verdad yo deseo algo diferente para mis hijos.

Ocho meses y medio desde que me fui de México. Como medio día.

Estamos cruzando el océano Atlántico.

Estoy nerviosa, mi barriga está enorme, a veces no la soporto. Estoy nerviosa, hace casi nueve meses que salí de México, sin terminar la maestría, vagando por Europa como si nada me importara. Conocí a muchos europeos guapos, justo ahora estoy sentada junto uno, pero lamento decir que mi “exceso de equipaje” ahuyenta a los hombres y no sólo eso, sino que no siento nada al verlos, no siento una chispa, no siento cosquillas, no siento amor.

Daré a luz a mis niños en la Ciudad de México, me trae cierta nostalgia el recordar la ciudad, siento que es mi hogar, a pesar de que mis papás viven cómodamente en Londres, me siento mejor en México, hablo mejor el español que el inglés y extraño mi departamento, tiene bonita vista, es lo suficientemente grande para mí, pero no para mis niños, creo que tendré que mudarme a un lugar más amplio.

Un día después de mí llegada a México. 10AM – Ciudad de México.

Permanezco en la cama, me es difícil estar de pie, tener gemelos es complicado, sobre todo si tienes que pasar cargándolos día y noche.

La tele abierta es una porquería, tengo que pagar las facturas o moriré de ver tantos comerciales.

Mismo día. 3PM

Cometí el error de hablarle hace una hora a mi amiga, la que me acogió en su departamento, le dije que estaba en México. Alguien tocó la puerta, era él, no abrí. Me sentí muy nerviosa, él estuvo afuera durante más de dos horas, lo veía por la cámara del intercomunicador.

Mañana llegarán mis papás, no volverá a molestar.

Ir y venir de Londres, conocer Europa, Trabajar un año entero en el estudio de los abuelos amplió mis horizontes. Ya era un músico.

Papá me consiguió un puesto alto en la empresa constructora donde trabajo durante 5 años antes de retirarse, veía la ciudad desde un alto edificio, sabía que era poderosa.

Papá se retiró, dejó de trabajar y vivía sus días en la casa en la que nos vio crecer, siempre llevaba consigo la agenda, el diario de mamá.

El parásito de mi hermano se quedó en la casa de papá al regresar de Londres ¿Qué clase de idiota es? Por qué no se compra un departamento y deja tranquilo a papá.

La perra de mi hermana no tuvo ni la delicadeza de saludarme a mi llegada, decidí pasar un buen tiempo con papá, parecía que siempre estaba solo, con sus proyectos en casa.

Decía que estaba preocupado por papá ¡Que idiotez! Lo único que él quería era no tener que pagar hospedaje. Luego de rechazar su beca en arquitectura, empezó a convertirse en sanguijuela.

Papá estaba contento de verme ahí, se veía cansado, le ayudé en cuantas cosas pude. Por otro lado mi perra hermana no dejaba de molestar, reclamaba que me fuera.

Vino a mi oficina y me gritoneó, me dijo que gracias a papá yo estaba ahí, pero yo sé que papá me dejó este puesto porque sabe que soy la más apta para esto, soy una líder.

Se elevaba tanto que quería bajarla de su pedestal, que todos supieran lo loca que está, lo ramera que es. Publiqué un video de ella con un directivo de la empresa teniendo sexo.

No conforme con ir a gritonearme, publicó ese maldito video de mí y mi ex, que es actualmente uno de los directivos de la empresa, esta vez se había pasado, lo iba a destruir.

Ella llamó al sello discográfico con el que firmaría contrato y les dijo que mi música era un plagio, tras una generosa donación claro está. Ella deseaba ver correr mi sangre.

Me demandó por calumnia ¡Ese vago me hizo quedar en ridículo! Estaba furiosa. Yo sabía que él seguía drogándose, así que lo denuncié. Entraron a la casa de papá y encontraron su droga.

Me dejaron ir por ser la primera vez y poseer una mínima cantidad de marihuana, pero quedó anotado el cargo en mi expediente y la casa quedó hecha un asco.

Me sentí mal por papá, desarmaron la casa casi por completo, pero ese maldito vago tenía que entender que ese no es su lugar en el mundo, y que no se debía meter conmigo.

Papá estaba consternado, no le importó realmente que yo consumiera marihuana, él sabía que era el menor de los problemas, él sabía que no nos íbamos a detener hasta destruirnos.

Mamá:

Un mes después del parto. 3PM – México.

Hoy se resolvió entre abogados que mi bebé se quedaría con él y mi pequeña conmigo, no entiendo, él nunca fue egoísta, él nunca pudo haberme hecho esto a mi cuando estábamos juntos, sé que él me hubiera permitido quedarme con ambos pero también entiendo que las cosas cambian, ha de sentir resentimiento por no volverle a dirigir la palabra, lo siento mucho, pero no tiene derecho sobre mí, y menos ahora que sé que es un hipócrita.

Dos meses después del parto. 10AM – México.

Mi papá me confesó hoy que durante la negociación mandó amenazarlo diciendo que yo negaba que fuera el padre, pero hicieron una prueba de ADN y por eso hubo que ceder a mi pequeño, y lo más importante:

Él, el papá de mis pequeños jamás quiso separarlos de mí, pero cuando escuchó que yo había dicho que él no era el padre se movió velozmente hasta demostrar lo contrario y así terminaron las cosas.

Odio a papá justo ahora, no sé qué decir, hoy tenemos que entregar al pequeño, me siento terrible, él va a venir por mi bebé. No quiero verlo, no quiero ver cuando se lo lleve, no puedo con esto.

Mismo día 2PM

Él llegó, lo vi por la ventana, mis papás se fueron antes pidiéndome disculpas, yo no dije nada, estoy destrozada…

…Escuché su voz, me hizo sentir mariposas en el estómago, no sé por qué me siento así, me siento tan triste de ver que se llevan a mi hijo, pero, por un momento él miró hacia la ventana de esta habitación y sentí chispas, me sentí nerviosa, lo vi, está muy galán hoy, jamás lo había visto así, cuando recibió a nuestro hijo él lloró al mismo tiempo que yo y por un momento quise correr y abrazarlo, pero sé que sólo es el momento, sé que después se pasará como siempre que siento que lo necesito, sé que jamás volveré a depender de él.

Intento contener las lágrimas pero lo único que las detiene es esta hoja de papel.

Casi 10 años después del parto. 12PM – Londres.

Es horrible por lo que está pasando mi niña, tan sólo 10 años y ve a su madre morir. Desde que me diagnosticaron cáncer de mama, ella viene todos los días en la mañana y me saluda con un poco de temor, no sabe cuándo ya no voy a despertar. Yo tampoco sé.

Hoy le dije a mi niña que por fin va a ver a su hermano gemelo, también a su papá, le dije que todos la van a amar y consentir allá en México, ella sólo veía a otro lado, sé que niega el hecho de que moriré, sé que no quiere que las cosas cambien, se siente insegura, así como yo me sentía de separarme de su papá por volverme tan dependiente de él. Pero tiene que abrir sus alas y ver que el mundo no es tan pequeño ni tan malo, que lo que hoy es sufrimiento mañana será paz.

Si alguna vez él lee esto, espero que no sea así me daría mucha vergüenza, tal vez malinterprete lo que voy a escribir.

No sé qué siento por él, me atrae, no me hace sentir segura, pero si siento que lo necesito, siento que le debo mucho, siento que le debo unas palabras de sinceridad, que el decir “tengo mis razones para alejarme de ti” son sólo un pretexto para no gritar que ¡Estoy confundida! Que cuando me separé de él realmente no quise hacerlo pero creí que era necesario.

Yo quería que mis niños crecieran juntos, yo deseaba que fuera algo más normal para ellos, sin dolor.

No sé qué siento por ti, pero te aseguro que no es amor, siempre fuiste perfeccionista y el decirte simplemente una definición no cabe en tu enciclopedia de taradeces complicadas. Tal vez lo que siento es muy profundo, tal vez sólo me siento comprometida por huir. No sé qué siento por ti.

Tú haz de entenderme.

Papá:

Te entiendo. Veo a nuestros hijos pelear de manera descarnada y sé que todo esto es sólo un mal entendido, sé que los dos queríamos lo mismo y ninguno acertó. Quisiera que una sola vez, entre nuestras tardes de vodka, haber dicho por lo menos “te sirvo otra amor”, pero no vi nada de lo que pasaba alrededor. No sé si ahora sirve de algo culparme de lo que no hice, así como si sirve de algo que yo lea esto una y otra vez negando lo que pasó.

Recuerdo que ese día en que tu papá me entregó tu diario yo le dije:

— Señor, no creo ser el indicado para leer esto, ella no me amaba.

— Tenes que leerlo. Es mi regalo, es como yo compro tu perdón.

Él se sentía culpable de lo que pasó con los abogados.

— Esto no es necesario, estoy seguro de que usted lo leyó y sabe lo que ella sentía por mí, en cualquier caso…

— ¡En cualquier caso, mis huevos chaval! Tenes que entender que ella no te amaba, pero tampoco te odiaba,

Entonces tu mamá dijo unas pocas palabras en español (sin mucho orden) que me dejaron atónito:

— No tú crees que lo que ella sintió de ti, amor no era, sino un sentimiento desconocido, algo que no tiene nombre.

Quise creer que esa es la correcta interpretación de lo que sentías, quiero creer que así es, por eso asumo que te entiendo, pero también sé que los humanos jamás llegaremos a entendernos completamente y eso te frustraba de mí, nunca pudiste entenderme.

Tu papá continuó:

— Su última volunta, que venimos a tratar de cumplir es, según ella:

“dejar que mis restos floten hasta encontrar un jardín en el planeta que construí dentro de esa nébula rosa”. Hazme el chingao favor chaval, explicáme esto, tu que comprendes más de sus locuras.

— Francamente jamás terminé de entenderla, sólo la escuchaba, pero seguido me decía eso, creo que es sólo una fantasía que tenía ella, será mejor que haga algo más a su modo señor.

— Pues mira, no entendí qué quiso decir con lo del planeta, por eso la cremamos para traerla y saber qué hacer con sus restos, me habés dejao con las mismas chaval. Así que mi esposa y yo decidimos que sea mejor que tú nos hagas los honores siempre que aceptes nuestras humildes disculpas por el daño que les hice durante el litigio. – Concluyó.

Soy un viejo, me entretengo escribiendo lo que pienso, construyo maquetas, mi proyecto especial es…

… Un planeta. Cuando lo termine apagaré las luces, encenderé las estrellas y dejaré que la niebla rosa envuelva toda su circunferencia.

Esperaré a que llegues y me digas cuál es el punto vacío donde hay que construir otro planeta.

Pero mientras llegas trataré de calmar a nuestros hijos, que se quieren ver muertos o algo así. Sé que te molestarías al ver el mal trabajo que he hecho con nuestros dos pequeños, mi perfeccionismo no sirve de nada, ni el dinero, ni la buena educación.

Voy a la oficina de nuestra hija, necesito que se calmen.

El diálogo

Subí el enorme edificio, todos me saludaban y notaban lo viejo que soy, le gente aquí me respetaba, a pesar de ser tan callado, decían que soy solemne y muy respetuoso, si me hubieran conocido de chamaco.

Nadie detuvo mi paso, todos sabían a dónde iba, el problema de los gemelos era más que un asunto familiar, un chisme de mercado. Sólo la secretaria de nuestra hija me detuvo, me dijo que mi hijo también estaba ahí, tal vez intentó protegerme de ver cómo se destruyen, pero le dije:

— Esto es más que perfecto, así no tendré que ir a verlo a él.

— ¿Está seguro señor?

La retiré suavemente del paso, y le di las gracias a la señorita, abrí la puerta y vi que ambos estaban en el balcón.

2,1:

— ¿Recuerdas al tipo que me llevó aquella vez a la casa, cuando quedé inconsciente?

— Cómo olvidarlo

— Hace un año y medio que lo volví a ver.

— …

— Somos pareja de nuevo.

— ¿Cómo crees que se siente papá de que su propia hija mandó a la policía a destrozar su casa? Tú no me dijiste que viniera sólo para decir que ya sales de nuevo con ese cabrón.

— …

— Contesta

— …

— Esta vez te pasaste de la raya, involucraste a papá ¿En qué estabas pensando?

— Lo sé y lo siento, me dejé llevar.

— Discúlpate con papá, no conmigo, a mi puedes hacerme todo el daño que quieras pero sabes qué pasa si papá se ve envuelto en esta cosa horrible que hemos creado. Debo irme, necesito conseguir otro productor.

— Espera.

— ¿Qué quieres?

— Estoy embarazada, y es de mi novio.

— … Felicidades, supongo.

— Sé que hemos hecho algo horrible, llevamos el odio muy lejos, pero ahora estoy forjando un nuevo futuro al igual que tú.

— ¿Y?

— No quiero lo mismo para mi hijo. No quiero odio, ni mentiras, ni más ataques, quiero que seamos hermanos.

— Es difícil lo que pides, pero yo también estoy harto de esto. No sé si pueda hacerlo de inmediato pero…

— ¿Sí?

— Ten mi tarjeta, llámame por favor.

No podía escuchar nada de lo que decían pero eso significaba que no discutían. Salí de la oficina, del elevador, del edificio, tan pronto como pude, abordé un taxi y me fui a casa.