Mina es ahora la guardiana oficial del Dios gato CRIUM, han pasado dos meses y, a pesar de lo que ha sucedido y de que han sido los dos meses más dolorosos de su vida, Mina ha logrado que en su trabajo le den una prórroga para recuperar la información de la empresa, por lo que tiene un mes aun para volver su vida a la normalidad, o casi.
Hoy se le ve a Mina caminando por la calle en su mano lleva un radio viejo, en la otra mano, una bolsa con dos perritos.
— Esto es un asco – Dice Mina, mientras cruza frente al aparador de una tienda de ropa. – Mira eso, que lindos vestidos, siempre soñé con venir al centro de la ciudad y perderme comprando ropa mientras camino con mi novio del cual estoy enamorada… — Suspiro— … Pero todo eso es inútil justo ahora paso mis días comprando perros y chatarra electrónica para un gato que nadie creería que tengo en casa. Esto no es vida.
Pasa junto de ella una pareja de novios felices y riendo y empujan su brazo derecho tirando el radio.
— Oigan qué les sucede, hay más gente por aquí ¡eh! – Exclama Mina mientras los ve alejarse igual de felices como llegaron. Un gesto de tristeza en la cara de Mina aparece. – Mi novio ya no me quiereeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee – comienza a llorar mientras recoge las piezas de su radio viejo y roto.
Una a una las lágrimas de Mina caen al piso hasta que una sombra se postra frente a ella y Mina levanta la cara.
— ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras? ¿Necesitas ayuda? – La voz profunda de un hombre se dirige a Mina.
— Snif, snif, — Mina no puede contener sus lágrimas – Es que yo… — Mina contempla a un joven galán, alto, de cabello negro y con un look un poco informal, tal y como a ella le gustan.
— Mmm, pobre niña de la calle, ten cinco pesos. – El joven le da 5 pesos a Mina.
Mina ahora en shock.
— Jajajajajajaja, no te enojes Mina, es una broma.
— Esto es realmente extraño, quién diablos es este tipo, no sólo se burló de mí, además sabe mi nombre – Piensa – Eh ah sí, comprendo.— Mina se levanta.
— ¿Mmmm, no me digas que no sabes quién soy?
Mina se pone de pie y comienza a alejarse con cara de desconfianza, como de quien escapa de sus secuestradores.
— Oye Mina, espera ¿Qué pasa contigo? Por qué te alejas así, no camines de espaldas o te vas a…
Mina se pega con un poste de luz. Se soba el golpe y continúa caminando un poco más veloz cada vez. El tipo comienza a seguirla, se ve molesto.
— ¿No te acuerdas de mí? Soy tu compañero de la preparatoria, el “bastardo”
— Eh… si, tu eres el chico de la otra vez
— Eres una vil mentirosa, no nos hemos visto desde hace cinco años.
Mina se detiene pone el dedo índice de la mano derecha en el aire, parece que recordó algo.
— Cinco años… ¡AH! Eres el bastardo que se la pasaba molestando en prepa.
— Y tú eres la maldita que se la pasa diciéndome bastardo, sabes, mis padres son casados.
— Sabes, en la Universidad aprendí que bastardo también significa malnacido.
Silencio.
— Jajajajajajaja – Ríen los dos.
— Y dime ¿cómo te trata la vida Mina?
— En estos últimos días realmente mal, Bastardo.
— No me llamo bastardo, sabes.
— Pasó algo terrible con mi vida y ahora no sé cómo solucionarlo, realmente mi vida se arruinó en cuestión de un día.
— Claro, eso de los embarazos no planificados son un desmadre…
— Espero que entiendas que si te llamo bastardo no es de gratis. Obviamente no me embaracé, es algo que se sale que cualquier expectativa humana posible.
— No haré ninguna suposición entonces… pero pienso que puede tratarse de drogas.
— Eres un idiota ¡no, no son drogas, es un gato!
— … OK, y dime Mina ¿qué se siente ser intimidada por el ser más indefenso de los animales domésticos estándar?
— Sabía que no me ibas a creer, yo tampoco lo creo, es algo tan inesperado, tan estúpido, pero a la vez ha arruinado mi vida por completo.
Él muestra una cara seria y parece haber reflexionado.
— Pues tienes razón, no te creo nada…
— Claro, no puedo esperar que tu mente que se quedó años atrás, en la pubertad, comprenda la complejidad de este asunto.
— …Pero si quieres puedes mostrarme el origen de tu problema, tal vez pueda ayudarte, sabes siempre he sido bueno con los animales.
— Lo siento bastardo, no creo que sea conveniente, si te llega a ver probablemente te comería.
— PFFF ¿Un gato? – Aguanta la risa.
— No es un gato como tú te lo imaginas, es enorme y a pesar de su apariencia es listo, rápido y peligroso.
— ¿Tienes un tigre en tu casa?
— No, sería más fácil lidiar con un tigre, simplemente le hablaría a control de animales y se lo llevarían, incluso preferiría un león hembra, un puma, o cualquier otro gato normal pero esto va más allá de cualquier imaginación bizarra.
— Mmm, suena interesante, aún no te creo nada pero por tu cara parece que dices la verdad, siempre has sido una chica muy determinada y segura y… francamente no tengo empleo así que perderé mi tiempo con tus problemas.
— Sabes, bastardo, insisto en que no te preocupes, tú tampoco podrías hacer mucho por mí, mi propio hermano menor intentó explicárselo a mis padres y ahora soy la loca de la familia, mejor busca empleo, compra un bosque o algo así, no deseo que la cosa esa destruya la vida de alguien más, de cualquier modo yo ya estoy en ese tren. Bueno, bastardo debo irme, ojala podamos vernos algún día si es que el gato no me ha comido.
— Espera Mina, de verdad quiero ayudarte.
— Lo único que quieres es ir a hacerte wey porque eres un chismoso.
— Probablemente… pero quiero ayudarte, de verdad.
— Lo siento bastardo, pero no me sigas
— Espera, se te olvida tu bolsa
Levanta la bolsa de Mina y nota que hay perritos en ella.
— No obstante de tu problema con el gato, llevas perros, Mina esto se vuelve cada vez más extraño.
— No son para mí, bastardo, son para el gato, sólo come pugs.
— PFfff (aguanta la risa)
— Ya ves, ni tú lo entiendes – Una mirada triste aparece en la cara de Mina – Ni yo lo entiendo.
Mina toma la bolsa y corre lo más rápido que puede, se tropieza con una coladera, se cae y se tuerce un tobillo, se levanta y ahora cojea lo más rápido que puede. Él la mira irse.
— Mina es patética y me dice bastardo en lugar de mi nombre – Piensa – pero realmente se ve decaída, ella no es lo que solía ser, una chica segura, audaz, brutalmente sincera, soberbia. Bien, lo he decidido, la seguiré y veré con mis propios ojos lo que le pasa a la coja. – Porque es un chismoso y no tiene nada mejor que hacer (Nota del narrador).
Uno a uno sigue los (lentos) pasos de Mina hasta llegar a su departamento, sube hasta el pasillo que da a su puerta de entrada. Mina se asegura de que nadie la haya seguido, mientras él se esconde tras una pared. Ella cierra la puerta.
— ¡Puff pras! – Se escucha un golpe seco bastante fuerte en el departamento de Mina, Él se acerca rápidamente para saber qué pasó, abre la puerta y ve a Mina, en el piso y el gato sobre de ella.
— Tranquilo Crium, sólo soy yo, au, au, au, tus patotas me lastiman ¡Aaaaaaaaaaah me vas a romper los huesos! ¡Quítate ya!
— Miuuuuuuuuuu – Dice el gato
Él está atónito, jamás había visto algo así.
— ¡Hey gato, shu, bájate de encima de Mina! – Él grita
— ¡Bastardo! ¿Qué diablos haces? Vete o te va a comer.
El gato salta hacia atrás y se esconde en las sombras.
— Tranquila Mina, vine a ayudarte, no te preocupes, el gato me tiene más miedo a mí que yo a él, viste, se fue a esconder en cuanto lo asusté.
— No digas tonterías, él no se escondió porque lo asustaras, él percibió tu aroma antes de que entraras y ahora te está acechando.
— Pero qué cosas dices Mina, es un gato gordo y bastante extraño pero no parece salvaje.
— Por favor bastardo, vete a casa, no te deseo ningún mal, sólo desearía que fueras menos tarado y que consiguieras una vida, pero no quiero que te coma el gato, ya se comió al cartero, al inspector de la luz, lo cual fue bueno porque no he pagado, pero no quiero que te coma a tí.
— Wow, no creí que yo fuera tan importante para ti.
— No tarado, el gato defeca cosas asquerosas cuando come humanos, no quiero tener que limpiar los restos de alguien que conozco.
— Claro – El desdén invade su respuesta. – Bueno Mina, mi trabajo terminó aquí, creo que tienes razón, me iré. – Él se levanta, se da media vuelta e intenta caminar.
— ¡Cuidado! – Grita Mina.
El gato brincó hacia él y aprieta su pecho contra el piso, se encuentran a unos centímetros de la puerta de salida.
— Mi… na, es mu… y pesa… do.
— Te dije que te fueras, pero bueno, fue muy inocente de mi parte pensar que te dejaría escapar, tranquilo, lo distraeré y tú sales corriendo.
— O… K
Mina saca un perro de la bolsa, el perro comienza a labrar y rápidamente el otro perro le sigue la corriente, el gato voltea y saca su lengua, se saborea a los perros.
— Miuuuuuuuuuuwwwwww. – Hora de comer (Traducción por el Team CRIUM).
El gato quita las patas de la espalda del bastardo (Nota del narrador: No sé cómo se llama) y lo deja respirar. Pero antes de engullir a los perritos que no se cansan de ladrar se asegura de dejar una pata sobre el tobillo del bastardo.
— Aaaaah ya puedo respirar pero me va a romper el tobillo.
— Hazle cosquillas en la entrepierna.
Ambos comparten el silencio mientras bastardo se pregunta si todo esto podría ser más extraño.
— ¡No voy a tocarle la cosa al gatote!
— Es tu última oportunidad, el gato se retuerce cuando le rascas en la entrepierna, es muy sensible ahí.
— O… K
Se acerca lentamente mientras el gato come su primer Pug, justo cuando va a engullir al segundo siente algo extraño. La cabeza del gato de gira 180 grados su cola empieza a torcerse y su cuerpo se va de lado. Él se libra de la pata del gato, el gato se retuerce lentamente mientras le rascan.
— Esto es asqueroso – Unas lágrimas salen de los ojos de bastardo.
— Lo sé pero eso mismo me ha salvado varias veces de ser devorada, pero sólo funciona una vez cada cierto tiempo, pues hay que agarrarlo con la guardia baja, y él nunca tiene la guardia baja. Bien, espera un momento en lo que traigo cinta canela.
— Bien, lo vas a atar con la cinta ¿verdad?
— Tristemente eso no sirve de nada, lo he intentado pero es demasiado fuerte, pero hay algo que lo retiene por unos minutos y es pegarle cinta en el pelo mientras está retorcido.
— No entiendo la idea.
— Verás, todos los gatos tienen terminales nerviosas en su pelo, por lo que si le pegas una cinta a tu gato cuando está en cierta posición se quedará en esa posición por un buen rato, pero bueno, éste gato sólo aguanta alrededor de dos minutos que servirán para que escapes. Ya vuelvo.
Mina corre a la habitación a buscar la cinta. Él continúa rascándole la entrepierna al gato.
— Dos minutos es más que suficiente para escapar pero… Mina, seguirá aquí cuando yo me vaya, soportando a éste monstruoso gato y yo simplemente huiré, no puedo hacerle esto, pero… si me come tampoco podré ayudarla.
— ¡No dejes de rascar bastardo! En cuanto dejes de hacerlo el gato se moverá muy rápido y te comerá. – Mina grita desde la habitación.
— Por otro lado creo que ni ella sabe mi nombre y se la pasa insultándome y al final de cuentas ella ya se acostumbró a tenerlo… Pero…
Mina sale corriendo de la habitación, con la cinta en la mano.
— ¡Listo! La tengo, no dejes de rascar… Erick, escucha – (Nota del narrador: El bastardo se llama Erick) – No importa lo que pase, no dejes de rascar hasta que yo termine, si por algún motivo él reacciona podría devorarme.
— Entendido.
— Y escucha – Mina comienza a poner cinta al pelo del gato – Yo siempre me la paso diciéndote bastardo porque en realidad pienso que eres molesto, dices estupideces, que aunque sean graciosas son molestas.
— No lo hago a propósito… Creo.
— Como sea, resulta molesto, pero de verdad lo siento. Y bien pues en realidad no tienes por qué preocuparte por mí, yo ya me acostumbré al gato, poco a poco he descubierto cómo controlarlo y ahora estoy muy segura de que tal vez algún día me desharé de esta plaga.
— ¿Has intentado con veneno?
— Distingue el veneno y cualquier veneno convencional no le hace efecto.
— O sea que si lo intentaste.
— … Si, como sea, te agradezco que hayas venido a intentar ayudarme pero yo ya me di por vencida. – El gato le pega con una pata a Mina. – Ay cabrón. – Dice Mina.
Mina terminó de colocar la cinta, ahora el gato no se puede levantar y la cinta lo mantiene en forma de espiral mientras maúlla de manera amenazadora.
— Miuwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww – dice el gato.
— ¡Vamos, corre!
— Espera Mina, sé que tal vez tu vida está muy jodida y que te ves terrible y que probablemente apestes a gato por el resto de tu vida.
— ¡Ya cállate Bastardo! Antes de que reconsidere que te ofrezca en sacrificio.
— No pierdas la esperanza Mina, vendré con ayuda y saldrás de esta, te lo juro. Yo te ayudaré.
Erick sale corriendo del departamento, Mina observa como el gato se retuerce para zafarse de la cinta.
— Sabes Crium, estoy disfrutando esto, aunque probablemente me asesines en un rato – Mina se sienta en cuclillas viendo al gato, el segundo perrito sigue ladrando. – Cómete al otro Pug, ya me hartaron sus ladridos.
Avienta al perro a las fauces de Crium.
— Aaaah pobre Crium, no puede tragar al perrito porque está enroscado, que pena – Dice burlonamente.
— Miuuuuuuuwwwwwwwwwwwwwwwwww.
