Ruinas, cielo violeta, huesos destruidos.
De pronto, el sueño que estaba teniendo se sentía demasiado real e incluso me preció tener cierto dominio sobre él; Podía caminar y moverme a mi antojo, el escenario era bastante tétrico y extraño. Era una ciudad en ruinas con un cielo violeta del cual caían diminutas esferas de luz que se desvanecían al primer contacto con cualquier cosa. Había una brillante luna llena que me permitía ver todo a mí alrededor.
Me di cuenta de que estaba vestido con ropa de mi agrado: una bufanda, chaqueta, pantalones un poco ajustados y botines, en su mayoría colores oscuros, a excepción de la bufanda blanca, que incluso me pareció hasta un poco brillante.
—Tengo una extraña sensación acerca de este lugar…— Dije en voz alta, algo de ahí no me gustaba para nada y al parecer mi mente me estaba haciendo jugarretas porque escuchaba susurros y veía sombras no muy agradables por instantes.
Entonces el sueño se convirtió en pesadilla, donde el miedo poco a poco carcomía tanto mi alma como mi cuerpo; Temblaba igual que un niño que se acaba de separar accidentalmente de sus padres.
—¡Muévete!— Me gritó alguien que venía corriendo hacia mí, empuñando una espada de forma extraña cuyo filo rojizo brillaba por la luz de la luna.
Usando su mano libre me tomó y me arrastró hasta un poco más adelante donde me lanzó hacia un callejón carente de luz. Lo quedé mirando impactado por su acción y entonces lo miré con atención hasta reconocerlo.
Era un chico popular en la escuela, no precisamente por ser el tipo que salía con todas las otras chicas, sino que era destacado por ser un sujeto solitario y que de alguna forma siempre se metía en problemas. De hecho, rara vez se le veía en clases. Su gorro negro era lo que más destacaba en él, su cabello era de un tono castaño muy claro, sus ojos pardos eran bastante intimidantes y vestía algo que se parecía al uniforme de nuestra escuela pero llevaba la camisa abierta sobre una camiseta de color rojo con algún garabato dibujado que no logré reconocer con claridad.
Pero la pregunta era: ¿Qué hacía alguien como Traice en mi sueño?
Noté que en realidad venía huyendo de algo. Era prácticamente un monstruo, con forma humanoide pero con escamas por todos lados, con ojos violetas llenos de luz propia.
El supuesto Traice se detuvo y movió la extraña espada verticalmente, desde abajo, y me pareció que la temperatura aumento durante diez segundos. Desde el filo de aquella arma, salió una enorme flama de color rojizo y me pareció que el monstruo intentó defenderse; a pesar de eso, salió disparado hacia atrás, como si el fuego hubiese sido un camión a toda velocidad.
Un asombrado Traice se acercó a mí trotando y mirando a cada momento hacia atrás sin poseer ahora ninguna especie de arma, ni tampoco parecía estar por los suelos ruinosos.
—Demonios… ¿Tu eres nuevo por acá verdad? Soy Traice— me habló repentinamente, jadeando un poco y extiendo su mano para ayudarme a levantarme. Acepté la gentileza, pero me sentía tan confundido que sólo dije lo primero que se me vino a la mente.
—¿Nuevo? Esto obviamente es un sueño, así que no sé cómo responder a eso.
—En realidad, no lo es. Esto no es un sueño común y corriente. Es complicado de explicar, veamos…— se escuchó un rugido que hizo temblar todo el lugar, era tan insoportable que tapé mis oídos con fuerza— Creo que será en otra ocasión. Vamos, vamos, vete de aquí antes de que vuelva. Recuerda esto, debes liberar tu Talismán, es la única forma de estar vivo aquí y además otra cosa, témeles más a los humanos que a los monstruos.
Nos vemos.
Traice salió corriendo y su espada apareció de nuevo en su mano derecha. El monstruo se encontró con él y al parecer le hizo daño, pero no retrocedió y con un grito poderoso lanzó una ola de fuego desde su espada debido a ello estaba haciendo mucho calor ahí, por lo que decidí caminar un poco más y también por mi propia seguridad.
Parecía una ciudad vacía, sin embargo, a lo lejos escuchaba algunos gritos y otras explosiones y eso quería decir que definitivamente no estaba solo. Mi sueño se ponía cada vez más raro y no entendía nada. Traice me habló un “Talismán”, pero… ¿Cómo libero mi Talismán? Según yo, un talismán es como un amuleto; Me revisé los bolsillos de mi ropa temporal para ver si tenía algo pero creo que era una metáfora.
Finalmente encontré a alguien a quién me sorprendió ver, además de Traice; Lawrence, mi amigo desde que tengo memoria y podría decir que es mi mejor amigo.
—Hasta tú me sales en el sueño, ¿Qué demonios me pasa?— Le dije, incluso si era una especie de imagen mental. Él se quedó callado y no me sorprendí de ello.
—Si sólo pudiese despertar de una vez…—comenté, aunque él no parecía oírme.
De pronto, algo me asustó. Sentí que algo me rodeaba y cuando giré mi cabeza vi a una criatura. Era semejante a un dragón, de color negro, largo como una serpiente, con ojos brillantes y rojizos…y estaba presionando mi cuerpo con sus grandes garras. Era muy doloroso y traté de tranquilizarme pensando que “solo era un sueño”, pero se sentía demasiado real.
—Vaya, que tenemos aquí, pero si es mi buen amigo Eirian. No me imaginé que tú también serías arrastrado a Alice. Dicen que el mundo es muy pequeño, pero lo es más cuando es uno creado por un humano—se dirigió a mí en una forma muy diferente a la usual. Sonaba muy… extraño y con un ligero atisbo de maldad.
—¿Qué es este lugar? Es sólo un sueño…
—¿Nadie te lo ha explicado aún? Este mundo… se llama Alice; Fue creado por una niña de quien no conocemos nada. Y este dragón es mi Talismán, nuestro poder para sobrevivir. Pero dar explicaciones me aburre, vayamos al grano de una vez, ¿quieres? Elije, muerte lenta o rápida. ¡Diablos, soy un sujeto tan bueno! ¡Incluso te permito que elijas como quieres morir! Esto solo lo hago porque te tengo algo de estima.
—Uh… necesito un psicólogo. Este sueño está cada vez más raro, ahora mi mejor amigo quiere matarme…. Aunque la verdad, ni debería importarme eso. Esto es un sueño y se acabará cuando despierte.
—¿Eso crees? Veamos si logras soñar de nuevo, Eirian. Charok, mátalo lentamente. Lo siento amigo, te dije que escogieras—lo dijo en un tono casi irónico mirando al dragón y entonces este comenzó a presionar sus garras con una fuerza descomunal en mí torso, luego en mis piernas, en mis brazos y luego ya no sabía dónde ponía sus garras pues el dolor se extendió por todo mí cuerpo.
Lo último que logré ver mientras gritaba desesperadamente era la sonrisa endemoniada de Lawrence. Pronto mis ojos se cerraron y un estruendo interno, que venía desde todos los extremos de mi cuerpo, me hizo abrirlos de golpe. Mis huesos fueron triturados y sentí que muchos de mis órganos se dañaban gravemente, lo que me hizo desear la muerte de una vez por todas—
Y entonces sentí que mí cuerpo moribundo cayó en una superficie plana donde lo único que veía era el perturbador cielo violeta…y Lawrence.
—Esto no es sólo un sueño y si logras volver, aunque lo dudo, te darás cuenta de que no debes tomarlo a ligera. Seré el rey y los mataré a todos si es necesario y ojalá pudieras recordarlo en el otro mundo como una advertencia de que en realidad eres muy inferior a mí. Ahora probablemente serás uno de esos demonios que rondan por aquí sedientos de sangre hasta que tu corazón de tu verdadero cuerpo se detenga… ¿Te imaginas estar 80 años en este mundo, con una forma la cual no puedes controlar? Podría hasta… asesinarte cada día…— Terminó su última frase riendo enloquecidamente y el dragón culminó con mi sufrimiento cuando puso sus garras en mi pecho y perforó mi torso. Ya no había como vivir en esas condiciones.
Fue entonces, que todo ese mundo se desvaneció ante mí y volví al mundo real. Bruscamente…desperté.
