Estando tan cerca de las fechas en las que se conmemora a los muertos, y el genero del terror se hace notar más, pues que nos queda que seguir la corriente y hablar un poco de ello (otra fecha del año seria un tanto extraña). Lo primero y de lo que todos ya sabemos, la fecha para esa celebración en nuestro país (México pues para los extranjeros que ya lean esta revista), es el 1 y 2 de noviembre, fecha calendarizada y aceptada hasta por la iglesia católica, y ¿Por qué hablar de la iglesia en este articulo?, pues porque es parte de lo que se nos vende acerca del origen de esta celebración, pues ya en la época prehispánica se celebrara una fiesta parecida y como la evangelización ya estaba en boga pues que se combina con esa celebración y ¡zaz!, tenemos fiesta para faltar a clases, pedir “calaverita” (ya sea en forma de dulces, dinero, etc., etc.) ó robarse cosas de la ofrenda en casa de los abuelos.
Pero es aquí donde se ve que esta celebración no es más que obra del mestizaje y otros procesos de aculturación; como si no fuera suficiente con la invasión norteamericana del siglo XIX, y que nos tengan hasta la madre con sus productos, nos invaden de otras formas, los disfraces ya no son los de la catrina, y las calaveras de papel mache son más escasas, por lo mismo más caras; los niños van disfrazados de celebres asesinos seriales de películas serie B (que si son divertidas, los disfraces son patéticos) pidiendo Halloween, si bien no soy purista, al menos me puedo dar cuenta de que en las ciudades las tradiciones se van perdiendo, según cierto autor “las tradiciones son fundamentales para la identidad nacional”, aunque en países de Europa el nacionalismo haya causado estragos.
Halloween

El Halloween tiene su origen en la cultura céltica, remontándose a hace más de 2,500 años, el año celta terminaba al final del verano, precisamente el día 31 de octubre de nuestro calendario. Este día se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las “decoraban” con huesos, calaveras y demás cosas desagradables, de forma que los muertos pasaran de largo, y se disfrazaban para ser confundidos con los mismos espíritus y no se los llevaran o poseyeran o les hicieran cualquier cosa que les quisieran hacer. La parte benigna de esta fiesta era la convivencia con los espíritus de los familiares muertos, de allí el origen de la calabaza, que en realidad trataba de ahuecar un nabo y colocarle una vela dentro (¿o creían que la cabeza de Jack era solo por el gusto de Tim Burton?)
Muchas otras tradiciones se le fueron añadiendo para terminar en lo que ahora es. El nombre se origina de la expresión inglesa All Hallow’s Eve (Víspera del Día de los Santos). Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido. Pero actualmente se celebra en casi todos los países occidentales con mayor o menor presencia. Cuando los romanos llegan a los territorios celtas, a finales de octubre y principios de noviembre pueden ver la celebración del año nuevo celta, (su calendario tenia cuatro festejos, siendo el Samahin el que coincidente con esta fecha). A su llegada importaron las “Fiestas de Pomona”, dedicadas a la diosa de los árboles frutales, una celebración de la cosecha, derivando en la mezcla de las frutas con los malos espíritus. Por esos orígenes que muchas agrupaciones cristianas condenan de “paganos”, en todo el mundo habrá gente que le considere una fiesta que, como diría George Lucas “Llevan al lado oscuro”, ya que se celebra, por miedo o ignorancia (aun hay gente que se quedo en la edad media).
El hecho de que esta fiesta se mantenga hasta nuestros días es en gran medida debido a los estándares comerciales, es una fiesta que vende, y mucho (si no pregúntenle a un criador de calabazas norteamericano cuando vende más). El halloween llegó a nuestro continente gracias a los emigrantes europeos del siglo XIX, principalmente a los irlandeses, ya siendo más o menos popular en los Estados Unidos para 1846. Fueron ellos quienes le añadieron la “Jack-o-lantern” (la calabaza hueca con una vela dentro), ya que tenían una leyenda de un Jack (Jaime) a quien le prohibieron la entrada al Cielo y también al Infierno y se paseaba con una linterna, que era un rábano hueco con un carbón ardiente dentro (que le había dado el mismísimo Diablo), buscando la manera de entrar en el cielo o en el infierno.
Los norteamericanos usaron una calabaza. La fiesta, comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921 llegando su internacionalización a finales de los 70’s, gracias a la televisión y el cine. Así que no se quede en su ignorancia, y si alguien le dice que el Halloween es una fiesta absurda y vacía, puede echarle en cara que sus orígenes son muy parecidos a los del día de muertos y demás chorradas de la vieja iglesia católica, todo esto se debe a un proceso de aculturación, y mestizaje que no es solo consecuencia de la globalización actual, que si bien festejarlo en un barrio o pueblo en lugar del día de muertos se vería como un acto meramente malinchista, en la ciudad es una gran excusa para irse de fiesta.
Ahora pasemos a lo nacional.
Día de muertos.

La actual fiesta de muertos en México coincide con la celebración católica de Todos los Santos y Fieles difuntos, que como ya se vio también tiene que ver en el origen del Halloween gabacho. Los orígenes prehispánicos son los que la hacen única (festejada principalmente en México y Centroamérica), y aunado a lo agregado por la conquista española le dan el mote de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Respecto a estos orígenes, hay registros de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha, nahua y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El inframundo mexica.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos era conmemorado el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la Muerte” (actualmente relacionada con “la Catrina”, personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos.
Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos. Entonces la muerte no tenía la connotación de la iglesia católica, en la cual es conocido el hecho de irse al infierno o al cielo (según al menos media población mundial, adscrita a alguna religión, todos iremos al infierno por no ser “fieles” a la verdadera), según las ideas de entonces, la forma de morir era la que determinaba el destino de un alma, el Tlalocan para los que morían con relación al agua (por causa de un rayo, ahogados, sarna y los niños sacrificados a Tláloc), se trataba de un lugar de reposo y de abundancia.
Aunque los muertos eran generalmente incinerados, los predestinados a Tláloc eran enterrados, como las semillas, para germinar. El Omeyocan era destinado a aquellos caídos en combate, cautivos de guerra y muertas en el parto, se creía que acompañaban al sol desde el cenit hasta el ocaso, este lugar era de gozo permanente, después de cuatro años, los muertos del Omeyocan regresaban en forma de aves de plumas hermosas.
El Mictlán, era destinado a los muertos de viejos. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, “sin ventanas”, del que ya no era posible salir. El camino para llegar al Mictlán era largo, tortuoso y dificil (cuatro años de viaje). Después de ese periodo llegaban al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón; me imagino que esta debería ser la muerte menos glamorosa, debido a la idea de casta guerrera que estos pueblos tenían de si mismos, ya saben entonces, morir joven y dejar un cadáver hermoso.
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
Miccailhuitntli y Ueymicailhuitl
A las celebraciones dedicadas a los muertos se les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitntli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente de nuestro actual altar de muertos.
A la llegada de los españoles (gachupines da igual), se aterraron por los sacrificios, el culto a la muerte y eso, y en un intento de convertir a los nativos del nuevo mundo, hicieron coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. Los españoles combinaron sus costumbres con el festival similar mesoamericano, creando un sincretismo religioso, dando lugar al actual Día de Muertos.
Sea cual sea el origen, parece importante ponerse a reflexionar sobre que es para ti ese día, ya sea una excusa para alcoholizarse, o ser reverente con las tradiciones que se enmarcan para este día, sentarte a ver películas de terror, serie B, pedir calaverita, el trick or treat; después de todo, citando a cierto prestigioso cantante “es solo un día más”.
Referencias :
Revista Disfruta Xochimilco, ayer y hoy. Especial de Día de Muertos. No. 5, Octubre 2004. Xochimilco, México, D.F.
CHIN/RCIP Festividades de los Días de Muertos
UNESCO.
Wikipedia
Este artículo fue publicado por primera vez el 31 de octubre de 2008 en la Revista virtual VBco.Therapy.